En las últimas décadas, el gobierno ha promovido el uso de la bicicleta, en particular como medio de transporte para ir y venir entre el hogar y el trabajo. Más ciclismo y menos automóviles contribuyen a los objetivos climáticos y energéticos, tienen un efecto positivo en la calidad del aire y hacen que una ciudad sea más ecológica, más tranquila, más saludable y segura. Además, el ciclismo ocupa poco espacio. Por lo tanto, la bicicleta puede ser la solución tanto para los crecientes problemas en el ámbito de la naturaleza, el medio ambiente y el clima como para el problema de que cada vez hay menos espacio en los pueblos y ciudades.
Sin embargo, la adaptación de la infraestructura capaz de hacer frente a este aumento de vehículos en los carriles bici no se ha producido. Actualmente hay 6200 kilómetros de carriles bici en los Países Bajos, el 80% de los cuales no están diseñados para grandes grupos de vehículos en ciclovías. En general, estos caminos para bicicletas son demasiado estrechos. El resultado es un aumento de las situaciones de inseguridad, especialmente durante las horas punta, cuando grandes grupos de vehículos utilizan los carriles bici. Además, el problema no es sólo la gran cantidad de bicicletas, sino también la diversidad de vehículos con diferentes velocidades en los carriles bici: bicicletas eléctricas, bicilecs rápidas, bicicletas de carga, bicicletas para entregas, etc. Actualmente, los gobiernos y los municipios están invirtiendo mucho en la optimización de la infraestructura ciclista y buscando soluciones para la diversidad de vehículos en los carriles bici.